Pocholo! I'm Free!

En mi niñez tenía como mascota a una cotorrita que aprendió ha hablar muy rápidamente. Estuvo con nosotros muchos años hasta que por un descuido le dejamos crecer mucho las alas y voló. Recuerdo que esa tarde de verano la buscamos hasta que cayó el sol.

Al año de este hecho “El Pocholo”, así es el sobrenombre de mi viejo, regresó a casa y nos contó que una cotorra volaba en círculos por encima de su cabeza hasta que se posó sobre un techo cercano. Mi viejo, sospechando que podría ser nuestra mascota perdida, le acercó un palo y la cotorra se posó sobre este.

Lentamente mi viejo fue acercado hacia si la punta del palo y cuando estaba al alcance de la mano la cotorra se voló, dio dos vueltas a mediana altura sobre su cabeza y gritó: - Pocholo, I' m free!- para luego alejarse con una bandada de cotorras que pasaba por el lugar. El viejo nos comentó que el acento era muy inglés, por lo que sospechaba que en el invierno había emigrado cruzando el Atlántico para volver nuevamente en el verano.

Por supuesto que este hecho es real. A ustedes les parecerá imposible, y yo se por qué: Cuando nacemos todos tenemos una cuota de magia que se va apagando a medida que nos enseñan con lógica aplastante en la escuela primaria, secundaria y luego en la universidad que hay cosas que son imposibles. Cuando nos pasan cosas como estas la rechazamos y las borramos de nuestra memoria.

Pues mi viejo no tiene esa educación formal, pero es sabio y por esta razón no ha perdido su magia.
¡Feliz Día del Padre!